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jueves, 24 de enero de 2013

Pavos reales, plumas y un sencillo jarrón transformado.





Ya he dicho en alguna ocasión lo mucho que me fascinan los pavos reales. Me vuelven loco. En realidad, no dejan de ser gallinas vestidas de alta costura. Yo diría que de Alexander McQueen.





El tocado, por supuesto, es de Philip Treacy.



Y naturalmente, sus plumas son dignas de admirar. Son una de las cosas más bonitas que he visto nunca. Son algo que a mí me dejan pasmado.






Y muy decorativas, aunque esto, como otras muchas cosas, es algo de otras épocas. Hoy en día con los minimalismos extremos que nos invaden y que a mí me dejan tan frío, que me castañetean los dientes, son impensables, pero ya se sabe de lo de mi horror vacui. Me gustan mucho esas pinturas del XIX en las que se ven jarrones con plumas de pavos reales, decorando una acogedora sala.





Knutt Ekwall




Alexander Schmidt-Michelsen



Busqué, hace meses, plumas de pavos real en Ebay y las encontré de todo tipo, longitud y cantidad, a elegir. Me preocupó el no saber como eran conseguidas estas plumas que vendían. Me enteré de que crían pavos reales en granjas (en este caso, en Inglaterra) y recolectan diariamente todas las que se les caen, que entre tantos pavos, vienen a ser muchas. Luego recordé que eran consideradas como símbolo de mala suerte, pero investigando, descubrí que solo era así en España y Latinoamérica. En el resto del mundo son todo lo contrario, símbolo de buena suerte. Decidí pasar estas cuestiones por alto y no ser supersticioso, o solo, para pensar en e esas plumas como algo lleno de belleza y portador de la mejor de las suertes.





Pasaron varias semanas y las plumas no llegaban. Había comprado un lote con veintitantas plumas, que no llegaban. Se lo comuniqué al vendedor y me dijo que no me preocupara, me mandaba otro lote. Se habrían perdido en correos. La idea me pareció tremenda. Se han perdido en correos, cosas pequeñas, como una pulsera (un dragón chino) que nunca llegó, pero un paquete con plumas larguísimas de pavo real... me parecía imposible. Además... ¿Por que se pierden cosas en correos? Un paquete lleva mi dirección (¡No tiene pérdida!) por lo que, si se pierde, es por que alguien hace su trabajo muy, muy mal. El caso es que al cabo de una semana, llegaron dos paquetes repletos de plumas, uno horas después del primero. Me junté con más de 50 plumas.

Decidí comprar un jarrón bonito y barato para colocarlas. Los que había visto en Internet, eran tan bonitos como imposibles de comprar.








Decidí, por esas cosas que me dan a mí, así de repente, decorar yo mismo uno. Esto es, pasarse días y días sufriendo hasta terminar el dichoso jarrón, pero eso me pasa a mí por complicarme la vida poniéndome creativo con mis cosas.






Compré uno sencillisimo y empecé a pegarle piedras de cristal en varios tonos que elegí pensando en las plumas.






Cada día, las piedras que había pegado el día anterior, se caían. Volvía a empezar con otro pegamento distinto. El famoso Super Glue de Loctite, que aparentemente lo pega todo, no vale para esto, pues cualquier golpecito hace que ese pegamento, que cristaliza, haga crack! y caigan todas las piedras. Conseguí el éxito con el tercer pegamento que utilicé y que resiste los golpes y vibraciones, pero me niego a hacerle publicidad aquí, aunque como quiero ayudar a quién lo necesite, no lo nombraré, solo pondré su imagen.





Después de volver a pegar todas las piedras caídas por tercera vez, le añadí, para tapar huecos, unas canicas, también de cristal con tonos irisados, muy agradecidos a la luz, aunque no se aprecia bien en las fotos.






Y el resultado final, ha sido un jarrón, como mínimo muy pesado. Eso sí, con unos brillos irisados que varían dependiendo de la luz y resultan muy vistosos.




Ha quedado raro, raro...




Tampoco sé muy bien donde ubicarlo.




Sobre el trinchero, ocultaba bastante espejo 
y reducía la cantidad de luz.



Sí, esos son un grupo de variados platos. 
Siete los tenía colgados mi madre y yo fui añadiendo 
y añadiendo, hasta llenar el espacio. 
Aunque veo que aún hay sitio para algunos más...



Al final, puede que este sea el lugar definitivo.
En lo alto de una estantería.


Ese caballo chino, está pendiente de ser decorado.
¡Cualquier cosa puede ocurrir! 

2 comentarios:

Elanus Scriptus dijo...

Si vieras lo minimalista que es mi casa te daba un patatús. Es que soy muy vaga y no me gusta limpiar y cuanto menos cosas se tienen más fácil es para limpiar. Pero me encanta tu sentido estético, eres un auténtico artista.
Un beso.

Alberto el de las galgas dijo...

Tranquila, el patatús les da a los minimalistas cuando ven mi casa :) A mí tampoco me gusta limpiar, por eso, tengo que resignarme y acumular trastos que me gustan y ver como se acumula el polvo hasta que hago un zafarrancho un día y así, hasta el siguiente.

Gracias por lo de artista, suena muy bien :)

Besos.