AQUÍ PUEDES VER MIS DIBUJOS, DISEÑOS Y MUEBLES TRANSFORMADOS, QUE HE REALIZADO A TRAVÉS DE LOS AÑOS. ESPERO QUE TE GUSTEN. GRACIAS.

martes, 24 de noviembre de 2015

Decoración de un marco porta fotos, para Monsieur Chevalier Margarito




Esta foto que encabeza este post, es la primera imagen que vi de mi Margarito, cuando le difundí buscando adopción. Era un pobre perrillo que vivía siendo maltratado, en Sevilla. Meses después, de la primera difusión, no siendo querido ni adoptado por nadie, vino a vivir con nosotros. ¿Como no conmoverse con esa cara y esos ojillos? Además, Margarito es un perrito encantador, sociable, cariñoso, dependiente, lleno de traumas y entrañable. Se puede pasar minutos tumbado en la cama mirándote fijamente, inmóvil, como si te observara con absoluta y verdadera admiración. Minutos sin apartar sus ojos de los tuyos, lo cual dicen que es una muestra de amor, de estas criaturas.

Esa foto del primer plano de su carilla, he querido ponerla en un portafotos desde hace siglos, pero no he podido hacerlo hasta ahora, que me he deshecho de mi vieja y negada impresora, sustituyéndola por otra nueva. El problema era que su formato cuadrado hacía complicado enmarcarla en un formato rectangular, sin cortar esas bonitas orejillas. Otra opción era buscar un marco cuadrado, pero si ya es difícil encontrar uno que me guste rectangular... Finalmente, se me ocurrió alargar la imagen, haciendo un montaje con un retrato de un caballero decimonónico. Voilá! Monsieur Chevalier Margarito!




Sí, ya se que el efecto es un tanto chapucero, pero sin photoshop... ¿que quieren ustedes? Y la perfección de la que carece, queda suplida con creces, con el amor con que ha sido realizado.

Rescaté un viejo y barato marco que compré hace años y que no me gustaba, por ser un tanto sombrío, pues parecía formar parte de un catafalco, aunque con posibilidades de hacerlo más de mi gusto.




Un poco de pintura y... voilá.




¿No ha quedado guapo y distinguido, ese perrillo maltratado de Sevilla al que nadie quería?


miércoles, 23 de septiembre de 2015

Un ataúd, para albergar a un puñado de monstruos





Ya he mencionado más de una vez, lo que me gustan las clásicas películas de monstruos de la Universal. A pesar de tenerlas todas en DVD, un fanático como yo, se moría por tenerlas en Bluray, pues han sido remasterizadas y la calidad  de la imagen es muy superior. Vi una edición de la colección, que me encantó. El pack, dentro de un ataúd...!












Pero ese detalle, una caja de cartón en forma de ataúd (o más bien, sarcófago), aumentaba el precio muchísimo. Costaba como 90€. Ser fanático es complicado, cuando se trata de dinero. Durante semanas, esperé que el precio disminuyera, en Amazon.uk, pero no fue así. Cansado de esperar, Encontré el mismo pack, sin ataúd, por 15€ y no lo pensé más. Además incluía también las postales con los carteles de la película y un pequeño y bonito libro.







Pero como yo soy así, me quedé frustrado con la idea del ataúd, por lo que decidí que podría hacerme yo uno. Al principio, mi intención era hacerlo también en cartón y lo más parecido al editado. Pero luego, decidí que ya que me ponía a construir un ataúd, lo haría de madera y con apariencia de ataúd.







Yo no se nada de carpintería, soy un inútil total, con un serrucho, clavos etc. Siempre me equivoco en las medidas, pues también soy negado con los números, pero al final, con esfuerzo, errores y cabreos varios, lo saqué adelante. O más o menos...





Las proporciones, para contener el pack del estuche
de los Blurays, no eran las reales (tampoco el ataúd original lo era), 
pero adaptarlo, lo tendía que haber hecho enorme.


Luego, corté en trocitos pequeños un listón de madera, 
para fabricar los soportes de las asas.



Y con unos palitos de madera, fabriqué esas asas.


Para decorar la tapa, recurrí al práctico oyumaru.
es una especie de plástico, con el que puedes hacer moldes 
para modelar.




Elegí unas cuantas baratijas, que guardo en mis cajas 
de baratijas varias, adecuadas para la decoración.


El oyumaru, lo sumerges en agua muy caliente, 
calentada en el microondas y una vez se queda blando,
lo sacas, lo secas...



Lo utilizas para crear los moldes.


Entonces, dejas enfriar el oyumaru, para que endurezca.
Con porcelana fría, rellené esos moldes.


Una vez que la porcelana endurece,
puedes retirar las piezas ya creadas.


Las pinté de oro y las pegué a la tapa del ataúd.
Antes, pinté todo con pintura negra satinada.

Añadí más piezas, creadas de la misma manera 
que las anteriores. También pegué unas molduras finas 
de madera, para adornarlo más.


Entonces, me dispuse a acolchar  interior del ataúd.
Tapizar, es algo que tampoco sé hacer y a ese tamaño tan reducido,
era para mí muy complicado, pero me puse a cortar
cartoncillos del tamaño de cada panel interior 
y tapizarlos con esponja y tela.



Así, hasta 14 paneles.

Al final y después una discusión con mi hermano,
pues se empeñaba en que debía llevar mucho oro,
decidí que solo el murciélago fuera dorado.
A nadie más que a mí, le gustan más los oros,
pero el resultado, podría ser más propio
de un ataúd para Luis II de Baviera,
que de unos monstruos.


También añadí un gran salpicado de sangre,
pues los accidentes, pueden ocurrir... y así, 
darle una nota de color. Aunque ahora que lo veo en las fotos, 
creo que debería haber sido más grande esa salpicadura.


También le añadí unas cadenas, con unas pequeñas 
argollas, pues nunca se sabe cuando tendrá que ser arrastrado,
por una sola persona, por las losas de una fría y oscura cripta.
Y por supuesto, bisagras y cierres.


Y... ¡Voilá! ¡El estuche en su interior!



lunes, 13 de julio de 2015

Pequeña lámpara e mesa, decorada




Hace mucho tiempo compré una pequeña lámpara muy barata, en un todo a 100, bastante fea, para que vamos a decir otra cosa... era tan barata como fea. Pero pensé que podría tener posibilidades. A lo largo de este tiempo, cada vez que la veía, se me ocurría una forma o idea para decorarla. Tiempo después, volví al todo a 100, con la idea de comprar una pantalla para esa lámpara. Todas eran o feas o con colores tristes o blancas... compré una que dada mi obsesión por el colorín, era la única opción.




Aquí ha salido muy luminosa, 
pero en realidad es un tono más oscuro.

Primero, pinté toda la lámpara de blanco, 
pues el color base era demasiado oscuro 
y podía modificar los nuevos colores.


Luego, la pinté combinando dos tonos 
de un rosa vivo y otro muy oscuro,
casi granate.


Y le apliqué oro en los lugares 
que consideré necesario.


Además, recorté tres pequeños ángeles
y unas flores, de una lámina de bonitas 
imágenes victorianas, para decoupage.


Lo pegué todo a la lámpara, la barnicé
y por si eso no fuera poco... 
le añadí una piedrecillas, para darle brillos,
por que... ¿que sería de nuestras vidas sin los brillos?



El barniz es satinado, pero con la luz,
en las fotos brilla más.



Además, busqué entre las pasamanerías
y elegí alguna para la pantalla.





Y ya, colocada en su lugar definitivo,
el hall.




viernes, 1 de mayo de 2015

Pequeña y vieja silla, transformada en...



Esa vieja sillita, ha permanecido en mi casa, al menos, desde que yo tengo uso de razón (cosa que no estoy seguro de poseer). Siempre ha estado en la cocina y era usada por mi madre, para poder llegar a los armarios superiores. Fue pintada hace muchas décadas, de blanco y después, de azul pálido. Hace muchos años, se decidió tirarla, pero yo, supongo que por nostalgia, por haber crecido viéndola, me negué. Ha estado rodando y escondida por la casa, mucho tiempo. Hace unas semanas, me quedé observándola y decidí que había llegado la hora de transformarla, antes de que definitivamente, acabara en la basura.

Aunque cueste creerlo, se me ocurrieron, como siempre me curre, varias ideas para decorarla. Cada día me decidía por una distinta, pero al final, elegí, como si hubiera escasez de color rojo en mi vida, elegir el rojo chino que uso como si no hubiera un mañana.






Para horror de mi hermano, no quise restaurar desperfectos, erosiones y defectos, debidos al paso del tiempo. Estaban ahí y seguirían ahí. No quería dejarla como nueva. Simplemente, decorarla.

Elegí un motivo antiguo de rosas, para adornar, mediante decoupage, el asiento. Este es y lo pongo aquí, por si a alguien le gusta y lo quiere usar.






Al imprimirlo, me quedaron los colores muy pálidos. ¡Las impresoras son una mierda! Lo retoqué añadiendo más rojo a las rosas.






También le añadí unas bolas de madera a las patas, que coloqué con espigas de madera y cola, para después, pintarlas de oro.

Además, como entiendo muy bien a John Galliano, cuando dice eso de que es como una urraca y le atrae todo lo que brilla, y yo soy cualquier cosa menos minimalista, le añadí purpurina dorada al borde de los pétalos y pegué lentejuelas varias en oro.






Y decoré también, con brillos varios, dorados, piedras rojas, doradas y brillantes, patas y respaldo, además de, por supuesto, un par de borlas con cuentas. Y barnicé todo para protegerlo.









El resultado es una mezcla de, según yo lo veo, cultura china, mexicana y harén turco.