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domingo, 16 de octubre de 2011

Una pequeña mesita auxiliar decorada, de un "Todo a 100".


 

Hace poco compré en un "Todo a 100", una mesita auxiliar que viene desmontada en una pequeña caja. Creo que me costó 7€. Me fuí a casa tan contento, pensando en hacer algo con ella. Y preocupado, pensando en que mi hermano me echaría la bronca por meter más trastos en casa.
La lijé entera, pieza por pieza, antes de encolarla.

 

Aún sin saber muy bien que hacer con ella, la pinté de oro, excepto la parte superior. No sabía muy bien como seguir. Me debatía entre un montón de ideas.

 

Entonces, revolviendo en carpetas y en tubos de cartón, llenos de láminas y papeles enrollados, me encontré con un papel estampado de rosas que ni me acordaba haber comprado.

 

Se me ocurrió utilizarlo para la zona superior y añadirle una mariposa. Busqué papeles y láminas llenos de ellas.

 

Elegí una azul verdoso, pensando en trabajar con ella, para que resaltara entre las rosas. No sabía como, pero algo surgiría. 

 

Encolé el papel de las rosas en la mesita, después la mariposa y barnicé todo.
Pero antes, había decorado la mariposa con pintura dorada, lentejuelas y escarcha, también dorada.


Fotografiada con flash


Y sin flash
Se aprecian más los brillos del oro.


La parte superior, ya terminada.


Mientras, Lolita y Tallulah,
me acompañan en el salón-taller.

Lolita


Tallulah, llena de pelo.





Tanto pelo y tan finísimo,
que siempre encuentro alguno debajo de una capa
de barníz. Es inevitable, pués flotan en el aire.

Dentro de trescientos años, cuando algún anticuario
observe esta mesita o cualquier otro mueble
de los que decoro, pensará que lo hizo
una anciana con un moño muy descontrolado.

 Y si lo analizan, descubrirán
que ese artesano con gustos tan peculiares
y que lo llenaba todo de borlas,
trabajaba con la compañía de su borzoi.
¿No es emocionante? 




La mesita, ya colocada en su posible lugar.

La columna de la pared, me la encontré en la calle.
Como estaba rota, sin base, la colgué en la pared,
después de pintarla y darle betún de judea.




Sólo falta una taza de té.


Y como si no fuera posible evitarlo,
le he colocado una borla granate entre las patas.


Con una planta y un galgo, en lugar de la vela.