Boceto del cuadro.
En el 84, me pidieron que participara en una exposición colectiva sobre pornografía. Es decir, tenía que hacer un dibujo guarro. Lo más divertido fué saber que mi madre desfiló por la galería con sus amigas. ¡Salieron sin despeinarse y tan contentas!
Debo decir, para aliviar mi dolorido ego, que de más de veinte artistas que participaron, sólo se vendieron tres cuadros. Uno de ellos, el mío.
No tengo más que un boceto a lápiz y un recorte del Diario 16, del día 3 de febrero (casualmente, mi cumpleaños), donde se hacía una crítica de la exposición firmada por Juan Carlos de la Iglesia, en la que hablaba de mi cuadro y se incluia una foto (lástima...) en blanco y negro.
El pie de foto decía:
"Del fetichismo elegante de Alberto Cabornero a otras ideas más evidentes, pero aún efectivas".
En el texto:
"Alberto Cabornero opta por el sadomasoquismo pulcro. En un dibujo de colores nítidos, la ropa interior negra de la mujer es sedosa y delicada, el chico lleva un conciso peinado y hasta los rizos de los respectivos pubis responden a esquemas angelicales. Una de las cargas eróticas más intensas de la exposición".
Me hubiera gustado poder dar las gracias a J. C. de la Iglesia, y a quien compró el cuadro.
Como un año después volví a participar en otra colectiva en la misma sala. El tema era: Ciudades del mundo. Yo participé con un cuadro sobre El Cairo. Dibujé una esfinge. Lo mostraré en otra entrada. Ese, no se vendió.
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